El Parlamento canadiense ha aprobado el pasado 20 de junio el uso recreativo de la marihuana, una decisión que ha provocado una gran polémica a nivel mundial.
La Ley entrará en vigor el 17 de octubre y convertirá a Canadá en el segundo país del mundo, después de Uruguay – que lo hizo en 2013-, en legalizar la marihuana con fines recreativos, y el primer país del G7.
En su cuenta de Twitter, el presidente canadiense, Justin Trudeau, escribió que “ha sido demasiado fácil para nuestros hijos obtener marihuana, y para que los delincuentes obtener beneficios. Hoy cambiamos eso”
Muchos países occidentales reconocen que Canadá está siendo audaz y reconocen la honestidad del país, que admite que el actual sistema represivo no funciona para evitar que exista un acceso fácil a la marihuana.
De hecho, uno de los argumentos que Trudeau ha esgrimido para aprobar el uso recreativo de la marihuana es que el narcotráfico disminuiría.
El equipo de Andrés Manuel López Obrador, futuro presidente de México, también se mostró a favor de la despenalización de la marihuana tras el anuncio de la aprobación de la ley canadiense, considerándola como una medida adicional para combatir la violencia ligada al narcotráfico que ha dejado decenas de miles de fallecidos en su país.
¿Legalizar la marihuana disminuiría el narcotráfico?
Pensar que la legalización acabaría de golpe con el narcotráfico es pecar de optimista. Sin embargo, sí podría disminuirlo y, con el tiempo, reducirlo considerablemente.
En el caso de Estados Unidos, la despenalización de la marihuana para uso medicinal ha conducido a una disminución de la violencia y los delitos relacionados con drogas en las entidades estadunidenses fronterizas con México, según un estudio de una institución académica noruega.
El estudio titulado “¿Está la marihuana legal debilitando a las organizaciones mexicanas de narcotráfico?: El efecto de las leyes sobre marihuana medicinal en el crimen de Estados Unidos” indicó que la violencia delictiva cayó un 13 por ciento de promedio cuando se legalizó el uso médico en cada entidad fronteriza.
La legalización del cannabis “permite a los agricultores locales cultivar marihuana que luego puede venderse legalmente en dispensarios», dijo una de las autoras del estudio, la economista Evelina Gavrilova, de la Norwegian School of Economics. «Estos productores están en competencia directa con los cárteles de la droga mexicana que están contrabandeando la marihuana en Estados Unidos. Como resultado, los cárteles obtienen mucho menos negocio», se reduce el contrabando y la violencia asociada, señaló Gavriola.
¿La prohibición hace que el consumo disminuya?
La respuesta es que no. El ejemplo más claro lo tenemos en España, en donde la marihuana no es legal, pero es una de las drogas más consumidas. Como se suele decir, todo lo prohibido tiene algo de atractivo, especialmente en el caso de los jóvenes.
Tal es así que Holanda, país en donde está legalizada la compra y el consumo, tiene un menor porcentaje de habitantes que hayan consumido marihuana en el último año que en España: un 15,7% frente a un 17,1% según el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías.
Situación en España
En el caso de España, la situación actual es que no se puede vender, consumir ni cultivar marihuana de forma legal. No obstante, el consumo y posesión no tiene ninguna sanción salvo que se realice en la vía pública, en cuyo caso el consumidor sería penado por la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, conocida como la “Ley Mordaza”.
Muchos creen que la marihuana medicinal significa que se pueda “fumar porros” con fines terapéuticos, pero en España eso no es así. La planta de la marihuana no se puede recetar como un medicamento pero sí productos derivados del cannabis, como son los cannabinoides (actualmente en España sólo hay un medicamente basado en ellos, el Sativex, utilizado para reducir la rigidez muscular de los enfermos de esclerosis).
La decisión de legalizar la marihuana en España también está a la orden del día en la política española. De hecho, algunos partidos políticos han celebrado la decisión, indicando que les parece «una tomadura de pelo» que en España se pueda ir al supermercado «a comprar ginebra, ron, tequila o vodka, y que la marihuana sea ilegal». «Su uso recreativo no es más peligroso que el alcohol o el tabaco. Y no creo que nadie en este país vaya a plantear que se prohíba el alcohol», han apuntado.
De hecho para la Organización Mundial de la Salud, la nicotina es mucho más adictiva que el cannabis.
Por otro lado, en los últimos años, el sur de España ha visto cómo el narcotráfico iba creciendo y organizándose, pues la planta de la marihuana, aunque es fácil de cultivar, necesita de unas determinadas condiciones de sol y temperatura que el sur de España ofrece.
Tal y como indicó el Ministerio del Interior hace unos meses, en los últimos cinco años se ha visto «un aumento del cultivo de plantas de cannabis, tanto para consumo como para tráfico a pequeña y gran escala». Esto ha convertido a España en uno de los puntos más calientes de Europa en el mercado negro de estupefacientes, con varios cárteles consolidándose en la región, y un aumento preocupante de la violencia.
Como consecuencia, el Observatorio Europeo del Cannabis (OECCC) se ha reunido con todos los partidos políticos españoles con el fin de poner en marcha una ponencia que genere un nuevo consenso en la regulación integral del cultivo y el consumo del cannabis. Héctor Brotons, portavoz de la OECCC, cree que esta futura regularización serviría de instrumento válido para combatir el narcotráfico del Campo de Gibraltar.
Es cierto que el consumo de marihuana no está exento de riesgos para la salud. Pero tampoco el alcohol y el tabaco lo están y sí están legalizados en nuestro país. A partir de esta realidad, ¿tiene sentido que el tabaco y el alcohol estén legalizados pero se mantenga la ilegalidad de la marihuana, que solo beneficia a quienes trafican y se enriquecen ilegalmente?
Con un cambio legislativo como el que ha tenido lugar en Canadá, el cultivo de marihuana puede convertirse en una actividad legal y muy productiva para España.
Curiosamente, hace años, Richard Branson manifestó que “si España decidiese gravar con impuestos la marihuana, contribuiría a resolver su problema de déficit. Esta única medida marcaría la diferencia en la economía española. Además, eso ayudaría a que las personas recibiesen una marihuana de buena calidad, no excesivamente alucinógena. España volvería a levantar cabeza». Con posterioridad, se han publicado informes y reportajes que cifran esos ingresos en unos 1.500 millones de euros anuales para la Hacienda pública.
En efecto, tras la legalización canadiense, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, cree que es «interesante» la propuesta de un compañero suyo de partido de cultivar marihuana en España por su «clima privilegiado» y luego exportarla «con denominación de origen» a Canadá.
Pero dejando de lado la parte económica, las plantaciones ilegales en Granada, pisos dedicados al cultivo de cannabis que se enganchan ilegalmente a la electricidad y consumen tanta energía que llegan a provocar cortes de electricidad en barrios enteros, desaparecerían. Al igual que se acabaría con las mafias que hoy trafican con hachís desde Marruecos.
Está claro que la solución para disminuir el consumo de marihuana no es su penalización: una realidad que ya se ha puesto de manifiesto en este artículo. Para ello, es necesario una concienciación en la población, que sólo se puede afrontar con la cultura y la educación de los más jóvenes.
Pero lo que los estudios muestran es que con su legalización, sí se prevén beneficios tanto económicos como criminalísticos, pues se ha constatado que en aquellos países en donde se legalizó al menos la marihuana medicinal, hubo una disminución importante en todos los tipos de delitos.
Por lo expuesto, es evidente que siguiendo el ejemplo de Canadá, España debería plantearse un cambio legislativo al respeto.
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